“Mi camino está grabado a fuego por la danza”
Isidora Pérez es estudiante de cuarto año de Danza y Coreografía en la UNIACC y, aunque hoy vive en Santiago, no pierde su vínculo con sus raíces: Marchigüe, el pueblo que la vio crecer y donde comenzó su amor por el arte.
“Mi pasión por la danza partió como un juego”, recuerda. “Fue en un taller de ballet en San Bernardo, siendo muy pequeña y con mucho pánico escénico”. Sin embargo, esa tímida niña pronto encontró su lugar en los escenarios. A los 6 años, ya instalada en Marchigüe, se integró al taller de danza de la Escuela América, y poco después a la compañía de Dagoberto Huerta —hoy convertida en academia— donde se formó durante varios años.
Fue en tercero medio cuando tomó la decisión de convertir su pasión en un camino de vida. “No me imaginaba haciendo clases o estudiando alguna ingeniería, pero sentía que mi destino estaba marcado por la danza”, afirma con seguridad.
Durante su paso por la Escuela América, también participó en la Banda de Guerra, dirigida por el querido “tío Raúl”, donde compartió una conexión especial, ya que su padre también fue parte de la banda en su juventud. “El cariño por esa experiencia sigue intacto”, dice. “Aunque en el último año no pude estar tan presente, especialmente por mis estudios y mi participación como Reina de la Vendimia de Marchigüe”.
Hoy, además de cursar su carrera, Isidora trabaja en Fantasilandia, en su rubro, llevando la danza al público en otro formato. “Allí he podido compartir con mis compañeros sobre nuestras costumbres, la belleza de Marchigüe y sus fiestas: la Semana Marchiguana, la Vendimia, la Expogama, la Fiesta del Arándano… Me emociono cuando alguien reconoce el pueblo como 'el de los molinos', porque es algo tan nuestro”.
En el pasado Año Nuevo tuve la oportunidad de presentarme junto al artista urbano Matiaheme en un evento inolvidable que reunió a destacados talentos de la escena urbana nacional en el escenario del Hipódromo Chile.
Además, uno de mis logros más recientes y significativos fue ser seleccionada como parte del elenco residente del Ballet Folclórico de Chile (BAFOCHI), una institución de gran prestigio que representa nuestras raíces culturales a nivel nacional e internacional.
La nostalgia no se esconde: “Lo más difícil de estar en Santiago es perderme las fiestas clásicas, la gala de la Academia y ese aire especial que se respira en Marchigüe. Echo de menos su gente, su tranquilidad, y sobre todo pasear por el Parque de los Vientos, un lugar tan familiar y de encuentro”.
Cuando piensa en el futuro de su comuna, lo hace con esperanza: “Veo a Marchigüe creciendo, pero sin perder su esencia. Me encanta que sigan vigentes nuestras tradiciones, como el arándano en Pailimo, las viñas, los corderos… Y comparto ese gran sueño que muchos tenemos: ver al Molino Mirador convertido en un espacio para nuestros artesanos, un punto de encuentro donde se combine identidad y belleza, y que sea un referente para quienes visitan nuestro valle de Colchagua”.
De campeona nacional de cueca a Reina de la Vendimia 2025
Mi nombre es Natalia Riveros Oyarzún y mi hogar está en Rinconada de Alcones, Marchigüe, donde han vivido muchas generaciones de la familia Riveros. Para contar mi historia, tengo que comenzar desde el principio: hasta los cinco años viví con mi familia en la casa de mis abuelos paternos. Ese entorno marcó profundamente mi vida, pues crecí rodeada de los quehaceres del campo, como la ganadería y la agricultura, actividades que no solo representan trabajo, sino también tradición.
Desde muy pequeña mostré un gran interés por la cueca, nuestra danza nacional. En mi familia siempre se recuerda la anécdota de cuando, a los tres años, aprendí a bailar mientras observaba cómo mi madre le enseñaba a mi hermana mayor. Sentada en una silla, fui captando los movimientos hasta que un día sorprendí a todos mostrando mis pequeñas habilidades. Así comenzó un amor profundo por este baile, que me llevó a integrar academias que me ayudaron a desarrollarlo aún más.
Entre los 9 y 17 años fui parte de distintas agrupaciones folclóricas, pero fue a los 14 cuando descubrí un mundo nuevo: los campeonatos de cueca. Desde ese momento, me propuse un solo objetivo: ser campeona de Chile. Fueron cuatro años de esfuerzo, disciplina y constancia, hasta que logré cumplir ese gran sueño.
Con el tiempo, mis prioridades comenzaron a cambiar. La universidad ocupó un lugar importante en mi vida y la cueca quedó en segundo plano, aunque nunca dejó de estar presente. Sin embargo, otro sueño que tenía desde muy niña seguía intacto: ser Reina de la Vendimia. Este año, ese anhelo también se hizo realidad.
Toda mi vida he estado profundamente conectada con las tradiciones, especialmente con nuestra danza nacional. Desde pequeña veía a otras niñas participar en estas actividades que para mí simbolizaban identidad, hogar y pasión. Siempre quise ser parte de eso.
Aunque tradicionalmente el título de Reina de la Vendimia se asocia solo a la fiesta, junto a mi familia y la municipalidad quisimos darle un nuevo enfoque este año. Uno de los proyectos que impulsamos es visibilizar el trabajo en las viñas durante todo el año, mostrando sus procesos y, sobre todo, el esfuerzo de la gente que hay detrás. Además, me gustaría usar la disciplina que me ha acompañado tantos años, la cueca, para llevarla a más sectores, especialmente a Rinconada de Alcones, y así fomentar que niños y familias conozcan este mundo, preservando y potenciando nuestras tradiciones y cultura.
Más de tres décadas lleva Cecilia Carreño viviendo en Marchigüe, donde ha cultivado su pasión por las manualidades y las artes con una mirada profundamente arraigada al territorio. Desde pequeña, su interés por crear fue despertado por elementos simples: piedras, ramas, troncos y objetos reciclados, que poco a poco tomaron forma como expresiones únicas. Junto a su esposo Marcelo —su único pololo, a quien conoció a los 11 años durante entrenamientos de atletismo escolar, formaron una familia con tres hijos y cinco nietos — Barro Marchiguano, una manifestación de amor por el oficio, la memoria y la tierra, que sigue creciendo con cada pieza, con cada gesto de manos que moldean no solo greda, sino también identidad y comunidad.
El *Barro Marchiguano*, un proyecto profundamente emocional que busca representar el amor a la tierra. “Es algo muy nuestro, una idea abrazadora y única”.
Su talento y perseverancia fueron reconocidos en 2022, cuando recibió el premio regional “Mujer Creadora” en el Teatro Municipal de Requínoa. “Cuando recibí el llamado para decirme que estaba premiada, me di cuenta de cuánto había crecido sin notarlo. Había llegado a exponer en lugares impensados”, recuerda. Ese día también fue premiada María Paz Padilla por su trayectoria artística cultural, ambas orgullosas representantes de Marchigüe. Cecilia, entre risas, confiesa que lo que más disfruta de esos eventos son los ramos de flores, “algo muy de una, como mujer”.
Su llegada a Marchigüe le trajo recuerdos entrañables, como las Lliebradas que se hacían en la calle del hospital, en un pueblo aún polvoriento. Marcelo, su compañero de vida, fue parte esencial de ese viaje compartido.
“Los afectos cambian, pero el respeto es lo más importante para la convivencia”.
Cecilia ha participado en múltiples talleres. Uno de sus pasión es el telar. “Con la señora Bernardita Tobar aprendí mucho. Soy una amante de las lanas, porque la lana es cálida, protectora.
A lo largo de su carrera ha explorado diferentes disciplinas artísticas. Realizó un diplomado FIC en rescate patrimonial de la región de O’Higgins, recorriendo 15 comunas como Machalí, Doñihue, Lolol, Paredones, Las Cabras entre otras. “Nos dimos cuenta de la riqueza cultural y también de la falta de registro de historias locales como la de los molinos en Marchigüe”. Este proceso lo vivió junto a los profesores Pablo Lacoste, Amalia Castro y Fernando Múgica, quien trabajó en el rescate del patrimonio. Luego vino un segundo diplomado FIC en Pandemia online durante tres meses, enfocado en la danza. En Pichilemu se empapó de la idiosincrasia local, relatos, música y vestuarios, con el espíritu colectivo de hacer de todo.
Sobre la experiencia, recuerda con cariño: “Estuve en tres escenas junto a un grupo de danza de Coinco. También participó la academia de Dagoberto Huerta. Fue único, gratificante”.
La historia de Cecilia Carreño no solo se forja con sus manos, sino también con su constancia y visión. En sus inicios, viajaba en bus hasta Santiago cargando una maleta y su bolsito, llevando consigo el alma de Marchigüe representada en cada pieza artesanal. Participó en el concurso “Yo Emprendo” del Banco de Chile; aunque no resultó ganadora, fue seleccionada para una capacitación que, hasta hoy, considera clave en su desarrollo como emprendedora y artista.
Gracias a su perseverancia, logró abrirse paso y exponer su obra en espacios de alto valor cultural como el Museos, donde ha participado desde 2017. Allí ha compartido conocimientos y experiencias con otros grandes guardianes de los saberes de la Región de O’Higgins, fortaleciendo una red de creación colectiva que pone en valor las raíces territoriales.
Con la greda de Marchigüe como materia prima, Cecilia sigue modelando mucho más que objetos: crea vínculos, memorias y un legado artesanal que honra la tierra y su historia.
Cuando se le pregunta cómo se define, responde con convicción:
“Soy mujer. Que escucha. Que comparte su experiencia para otras mujeres. Se habla mucho de la mujer empoderada, pero para mí, eso nace de la vivencia. De observar. De aconsejar con humildad”.
Y sobre el futuro de Marchigüe, lo imagina así:
“Un pueblo pasivo, cultural, imponente en tradiciones, con calles limpias y visitantes que hablen de su belleza. Que avancemos sin dañar nuestro entorno. Que el Molino Mirador fuera el reflejo de nuestra historia.”
Jessica Ugalde Silva
Instituto Cardenal Caro: educación con identidad, inclusión y futuro
¿Cuál ha sido el principal desafío que ha enfrentado el Instituto Cardenal Caro en los últimos años y cómo lo han abordado desde la dirección?
El Instituto Polivalente Cardenal Caro, dirigido desde 2024 por Jessica Ugalde Silva —designada vía ADP—, ha enfrentado importantes desafíos, centrando su gestión en mejorar los índices de eficiencia interna y fortalecer el proceso de enseñanza-aprendizaje bajo el lema "Haciendo Comunidad".
En 2023, el foco estuvo en consolidar el equipo directivo, analizar datos clave como aprobación, reprobación y deserción, y diseñar planes de acción con participación de toda la comunidad educativa. Se identificaron fortalezas y debilidades mediante una evaluación interna y se trabajó en conjunto con instituciones como la Superintendencia de Educación y redes ministeriales TP para actualizar el PEI, reglamentos y planes docentes.
El enfoque ha sido construir el ICC entre todos, fortaleciendo redes, visibilizando el colegio, apoyando a docentes, involucrando a las familias, y estableciendo sistemas de monitoreo continuo.
En 2024, bajo el lema #ConstruyendoJuntosFuturo, el foco está en el estudiante y su desarrollo profesional: mayor acceso a la universidad, titulación completa en carreras TP, y más oportunidades de vida, con énfasis en inclusión y participación activa.
En un contexto rural como el de Marchigüe, ¿qué estrategias ha implementado el colegio para motivar a los estudiantes y conectar el aprendizaje con su entorno?
Estoy muy contenta de haber llegado al ICC, dejando un proyecto en Peralillo con la convicción de poder aportar al desarrollo del instituto y la comuna de Marchigüe. Desde el inicio, trabajé con empatía y compromiso, fortaleciendo la estructura interna, la convivencia escolar y la retención de estudiantes.
Implementamos estrategias para mejorar la enseñanza, como capacitación docente, acceso a redes educativas, innovación pedagógica y apoyo académico a los alumnos. También se optimizaron recursos, se promovió una comunicación efectiva entre comunidad educativa y se impulsó la formación ciudadana, inclusión y calidad educativa. Hoy, el ICC avanza como un establecimiento reconocido por su enfoque pedagógico, con una especialidad en gastronomía y un sello de compromiso colectivo.
¿Qué rol cree usted que debe cumplir el Instituto Cardenal Caro en el desarrollo cultural, deportivo y social de la comuna?
Como directora del Instituto Polivalente Cardenal Caro (ICC), Jessica Ugalde —única elegida por ADP— ha asumido el desafío de liderar con compromiso, profesionalismo y visión de mejora continua, alineándose con el marco de la buena dirección, la Agencia de Calidad y el Ministerio de Educación. Su enfoque ha estado en aumentar la eficiencia interna del establecimiento, asegurar aprendizajes significativos y garantizar una educación de calidad centrada en el bienestar de los estudiantes.
Bajo su liderazgo, se ha promovido la participación activa de toda la comunidad educativa, impulsando prácticas deportivas, culturales y recreativas como los recreos interactivos, la formación de bandas musicales estudiantiles y docentes, y alianzas con organizaciones locales como la Red de Poetas, destacando el apoyo de Valentín Gajardo. Estas acciones han fortalecido la identidad cultural y el sentido de pertenencia, abriendo el ICC a la comunidad.
Además, se ha potenciado el desarrollo docente mediante capacitaciones constantes y reconocimiento de su labor, fomentando metodologías innovadoras y el uso de tecnologías en el aula. Jessica Ugalde destaca la importancia del compromiso con el servicio público, trabajando con vocación para que el ICC se consolide como un referente educativo en la comuna y entregue mayores oportunidades a sus estudiantes. Como mujer y líder, ha demostrado que el trabajo colectivo y la formación continua son claves para alcanzar metas transformadoras.
Quiero agradecer a todos y todas quienes bajo un fin común, nos ayudan y aportan a construir futuro en ICC. En especial al alcalde Sebastián Flores, quien en 2025 ha estado colaborando con nuestro proyecto educativo; estamos dispuestos a seguir trabajando en conjunto por el bienestar de nuestros estudiantes y la comuna.
Con 29,82 metros en el lanzamiento de martillo, 32,48 metros en jabalina y un récord nacional indoor en martelete con 9,08 metros, John Ramírez selló una destacada participación en el Mundial Indoor de Florida (EE.UU.) en marzo de este año. No solo fue 8º del mundo en martillo, sino que además batió sus propias marcas personales en cada disciplina. Es el resultado de años de disciplina, planificación y mucho sacrificio, asegura.
Antes de volar a Estados Unidos, John se coronó campeón nacional en pentatlón de lanzamientos categoría 45 en las pruebas combinadas realizadas en Coronel, reafirmando su liderazgo en el atletismo máster.
De vuelta a sus raíces:
John tiene un vínculo profundo con Marchigüe, donde vive hace más de cuatro años. Se radicó en San Joaquín, en un terreno familiar, y entrena tanto en el gimnasio comunal como en su propio terreno: “Tengo implementos como bala, disco y jabalina. El espacio lo armé para practicar y mantenerme en forma”.
“Estar cerca de mis padres ha sido muy gratificante. Después de 25 años fuera, volver y verlos felices por mis logros no tiene precio”, cuenta. Agrega que la tranquilidad de Marchigüe ha sido clave para reencontrarse consigo mismo: “encontré otras actividades, la gente te saluda con cariño. Es otro ritmo de vida”.
De los pastos al podio:
Su carrera deportiva comenzó como arquero en Universidad Católica, luego pasó al fútbol profesional en Palestino y jugó en más de seis clubes entre Segunda y Tercera División. También defendió a Santa Graciela de Alcones en la Liga Campesina, su única experiencia en canchas marchiguanas.
Fue a través del atletismo de sus hijos que John redescubrió el deporte: “Hace 10 años ellos empezaron y hace 6 lo practico de forma competitiva. Mi físico como exarquero me ayudó en los lanzamientos”. Comenzó en el club Piduco, pasó al Club Alameda y actualmente compite por el Club Atlético Bulnes, referente en pruebas de fuerza.
Próximos desafíos:
En mayo competirá en el Zonal Centro en Limache, parte del circuito clasificatorio para el Sudamericano Máster de noviembre en Chile, donde ya está clasificado como campeón nacional. Además, se prepara para el Nacional, que otorgará cupos para el Mundial de Corea 2026.
Pero más allá de los triunfos personales, John tiene una preocupación clara:
“Marchigüe está en deuda con el atletismo. Hay chicos con condiciones, pero sin apoyo. En campeonatos sub 14 o sub 19, Marchigüe no participa, mientras comunas vecinas como Peralillo sí lo hacen. Necesitamos que los colegios, la comunidad y el municipio se involucren. Hay mucho talento que no puede seguir esperando”.
Con su camiseta de San Joaquín siempre presente en cada competencia, John Ramírez no solo representa a Marchigüe en el deporte nacional e internacional, sino que levanta la voz por los que aún no tienen una pista donde correr ni un disco que lanzar. Un verdadero embajador del esfuerzo y el orgullo local.
Pepe Rubio: “Ser el primer Embajador de Marchigüe es un orgullo”
Con solo 22 años, un joven conocido de la comuna, José "Pepe" Rubio Ponce ha marcado un hito al convertirse en el Primer Embajador de Marchigüe en el marco de las actividades de la Semana Marchiguana 2025. En entrevista con La Voz Marchigüe, nos cuenta sobre su decisión de postularse, su experiencia en la competencia y sus planes futuros.
— Pepe, ¿cómo tomaste la decisión de postularte para ser Embajador de Marchigüe?
Desde el principio tuve la convicción de ganar, pero más allá de eso, mi motivación principal fue pasarlo bien. Las actividades fueron entretenidas de principio a fin, y además tuve la suerte de compartir con un grupo de concursantes muy unidos. Se formaron lazos fraternos dentro de la competencia, nos apoyábamos mutuamente antes de salir al escenario, sobre todo cuando los nervios se hacían sentir por la cantidad de gente presente en la Semana Marchiguana.
— ¿Cómo viviste el apoyo de la comunidad y tu familia en este proceso?
El apoyo de mi familia fue clave, ellos estuvieron siempre conmigo, dándome fuerzas cuando más lo necesitaba. También sentí el respaldo de la gente en la calle, lo que me dio mucha confianza. Creo que eso se debe a que muchas personas me conocen desde mi paso por la Escuela América y el Instituto Cardenal Caro, además de mi participación en la Banda de Guerra de la comuna.
— ¿Fue una competencia difícil?
Sí, fue una competencia dura. Había muy buenos participantes, todos con méritos y ganas de representar a Marchigüe. Pero confié en mi preparación y en la gente que me apoyó en cada etapa.
— ¿Qué significa para ti este logro?
Es un orgullo haber sido elegido como el Primer Embajador de Marchigüe. Es un reconocimiento que valoro mucho y que asumo con responsabilidad. Ahora, mi primera participación oficial será en la Fiesta de la Vendimia, y luego la Municipalidad me convocará para otros eventos donde espero generar lazos con más jóvenes de la comuna. Me gustaría impulsar iniciativas solidarias y fomentar la participación en actividades en beneficio de quienes más lo necesitan.
— Para finalizar, ¿qué mensaje le darías a los jóvenes de Marchigüe?
Que se atrevan a participar, que se involucren en las actividades de la comuna. A veces uno duda, pero al final, estas experiencias nos enriquecen y nos permiten contribuir a nuestra comunidad.
Pepe Rubio no solo ha dejado su huella en la historia de Marchigüe, sino que también se ha convertido en un referente para las nuevas generaciones. Su entusiasmo y compromiso serán fundamentales para fortalecer el sentido de identidad y participación en la comuna.
González Pino:
José Ignacio González Pino, ha asumido su rol como consejero regional, representando a la provincia de Cardenal Caro. Su trayectoria en el servicio público, marcada por la cercanía y el compromiso, lo ha consolidado como un defensor de las necesidades de su comunidad.
Su compromiso es claro: trabajar desde el Consejo Regional para que las voces de Cardenal Caro, sean escuchadas y el desarrollo sea una realidad para todos.
Prioridades y Desafíos
En esta nueva etapa, González Pino tiene claras sus prioridades. "La escucha activa es fundamental", afirma. "Debemos estar en terreno, en contacto permanente con los vecinos, dirigentes y autoridades locales". Entre las principales urgencias de la provincia, destaca el acceso a agua potable, alcantarillado y una mejor salud. Además, la seguridad ciudadana se ha convertido en una preocupación central.
El consejero regional también advierte sobre la compleja situación financiera que enfrenta el Gobierno Regional, debido a la reducción del presupuesto por parte del Ministerio de Hacienda. "Esperamos que esta medida no afecte las necesidades de las comunidades", señala, aunque reconoce que el panorama es desafiante.
Desarrollo Económico y Visión de Futuro
Para impulsar el desarrollo económico local, González Pino propone un trabajo articulado con los "socios estratégicos" del Gobierno Regional, como FOSIS, Sercotec y Sernatur.
"Cardenal Caro no puede seguir siendo una zona rezagada", enfatiza. "Merecemos las mismas oportunidades que otras provincias". El consejero apuesta por apoyar a los emprendedores, potenciar el turismo rural y fortalecer la agricultura familiar, especialmente entre mujeres y jóvenes.
En cuanto a las metas a largo plazo, González Pino se alinea con la estrategia de desarrollo regional, que considera a O'Higgins como una región minera, agroindustrial y turística. Sin embargo, reconoce que aún existen desafíos importantes, como la infraestructura vial, el acceso al agua y la conectividad digital.
Seguridad y Compromiso con la Comunidad
La seguridad es otra de las grandes preocupaciones del consejero regional. Ante la creciente delincuencia, González Pino hace un llamado a fortalecer la labor de las policías y a prevenir la entrada del crimen organizado a la región.
Finalmente, el consejero regional agradece el respaldo de la comunidad y reafirma su compromiso de trabajar incansablemente por el bienestar de Cardenal Caro. "No hice grandes promesas, sino que me comprometí a estar siempre presente y a escuchar las necesidades de la gente", asegura. "Ese compromiso seguirá siempre, porque no pienso olvidar de dónde vengo".
La comunidad de Marchigüe recibe con orgullo a la Cabo 1ra. Vanessa Fuentealba, quien se convierte en la primera mujer carabinero en prestar servicios en la comuna. Su llegada marca un hito en la historia local y refuerza el compromiso de las instituciones con la equidad de género y la diversidad en sus filas.
Proveniente de la Escuela de Suboficiales de Carabineros Grupo Concepción, la Cabo Fuentealba desconocía la existencia de Marchigüe hasta ser notificada de su traslado. Tras investigar sobre su nuevo destino, descubrió que se trataba de una comuna pequeña y tranquila, donde ahora asume con responsabilidad y dedicación su labor policial.
Su incorporación es un claro reflejo del importante papel que desempeñan las mujeres en Carabineros de Chile, desafiando estereotipos y abriendo nuevas oportunidades para futuras generaciones. Su presencia no solo fortalece la seguridad local, sino que también se convierte en una inspiración para niñas y jóvenes que aspiran a servir a la comunidad desde las fuerzas policiales.
Este acontecimiento representa un avance en la construcción de una sociedad más justa e inclusiva, donde el talento y la vocación trascienden géneros, y cada ciudadano tiene la oportunidad de contribuir al bienestar común.
La comunidad de Marchigüe le da la bienvenida a la Cabo Vanessa Fuentealba, destacando su valentía y compromiso con la seguridad y el servicio público.
1. ¿Cómo descubriste tu pasión por la danza y qué te motiva a convertirte en bailarina profesional?
En 2016 ingresé a una academia de danza en Marchigüe. Al principio, lo veía como un juego donde podía compartir con otras niñas de mi edad, pero me encantaban las presentaciones y la emoción de que me vieran bailar.
Durante la pandemia, tuve la oportunidad de tomar clases online y aprender nuevos estilos que me fascinaron. También surgió la posibilidad de competir de manera virtual, lo que me hizo descubrir cuánto disfruto los desafíos de la competencia. La danza me ha permitido conocer personas increíbles, hacer amigas, aprender de profesores de distintos países y hasta viajar al extranjero.
Además, me emociona que me inviten a presentaciones en fiestas locales y colegios, ya que me encanta compartir mi pasión con los demás. En el futuro, veo la danza como una parte fundamental de mi vida, una forma de hacer deporte y distraerme, pero sin dejar de lado mis estudios, que son mi prioridad.
2. Como bailarina emergente, ¿cómo gestionas los retos y las oportunidades en un entorno tan competitivo y cambiante como el del arte?
Cada coreografía es un reto que requiere tiempo, constancia y compromiso. Desde pequeña he aprendido a enfrentar esos momentos con disciplina, ensayando y enfocándome en mis objetivos. A veces, el ambiente puede ser muy competitivo y a veces con prácticas cuestionables, pero me concentro en dar lo mejor de mí y en disfrutar cada presentación.
Mis coreógrafos han sido un gran apoyo en este camino, guiándome en cada proceso y ayudándome a crecer no solo como bailarina, sino también como persona. La danza me ha enseñado que, con esfuerzo y amor por lo que hago, todo es posible.
3. ¿Qué proyectos actuales o futuros tienes en mente y cómo te gustaría que tu estilo de baile evolucionara en los próximos años?
Este año quiero seguir perfeccionándome, aprendiendo nuevos estilos y explorando diferentes técnicas. También tengo como meta competir en torneos nacionales y, en un futuro, representar a mi comuna y al país en el extranjero.
Me encantaría seguir participando en presentaciones y en todas las oportunidades que se presenten, porque cada escenario es una experiencia única que me ayuda a crecer. Quiero que mi estilo de baile evolucione de manera más expresiva y técnica, para poder transmitir emociones y conectar con el público en cada presentación.